“Esa es mi misión de vida”. Esta es la expresión utilizada por el fundador y presidente del Centro de Referencia de Autismo de Jaguariúna, Wilson Mellilo. Fundado hace 30 años, el proyecto comenzó con la equinoterapia (con caballos) para niños con diferentes síndromes. Con el tiempo, Wilson y el equipo se dieron cuenta de que había una gran demanda de niños autistas que necesitaban cuidados especiales. “Por sugerencia de la alcaldía, estructuramos un centro de referencia para niños autistas, donde se ofrece atención multidisciplinaria en un solo lugar”, dice.
Actualmente, el municipio de Jaguariúna cuenta con el Centro de Equitación Terapéutica (@cej_jaguariuna), que atiende a niños con diferentes síndromes, y el Centro de Referencia de Autismo (@caj_jaguariuna). El buen resultado del trabajo de la institución superó las barreras de la ciudad y hoy Mellilo también es responsable de un Centro de Atención a Autistas en la ciudad de Holambra (@cah.holambra). Próximamente, se inaugurará un nuevo centro en el municipio de Louveira, todo en el interior de São Paulo. Juntas, las instituciones atenderán a más de 800 niños.
Alrededor de 70 profesionales trabajan directamente en las tres instituciones y este número aumentará con la próxima apertura, prevista para el 31 de marzo. El proyecto no tiene fines de lucro y los costos de mantenimiento son muy altos. Los niños son atendidos por psicólogos, fonoaudilogos, terapeutas ocupacionales, psicopedagogos, neuropediatras y psiquiatras infantiles. “La atención no se limita al niño, también ofrecemos apoyo psicológico a las madres o tutores”, explica Mellilo. “Tener un niño autista en casa es muy difícil, las familias necesitan orientación para enfrentar los desafíos de la mejor manera”, agrega.
La asistencia a la mayoría de los niños es financiada por los ayuntamientos de las ciudades donde se ubica la institución. “Cuando el gobierno no puede pagar la gente queda desatendida, hoy nuestra cola tiene 126 niños”. Para ampliar la capacidad del servicio, algunas empresas contribuyen “adoptando” niños que están en la fila y pagando su tratamiento. Mellilo explica que varias empresas son socias y Dechra es una de ellas. “Llegaste en un muy buen momento. Teníamos una niña de cuatro años que había estado en fila durante dos años esperando atención. Con el apoyo de Dechra pudimos extender nuestra mirada hacia ella y su familia”, explica. “Seguro que aprenderá muchas cosas. Esta iniciativa hizo una diferencia en la vida de este niño”, destaca.
Esta es una más de las acciones desarrolladas por la Junta de Donación Dechra, que se comprometió a costear el cuidado del niño en la institución durante dos años, con una inversión de alrededor de R$ 50.000. “Buscamos apoyar a instituciones serias como esta, que traen resultados reales a la comunidad en la que operan. Estamos felices de poder contribuir y esperamos que el niño que adoptemos se desarrolle de la mejor manera posible”, dice el vicepresidente del Consejo de Donaciones de Dechra, Rodrigo Aranda.